Carta a un religioso

"Cuando leo el Nuevo Testamento, los místicos, la liturgia, cuando veo celebrar la misa, siento con una especie de certeza que esa fe es mía, o más exactamente que sería mía sin la distancia que entre ella y yo establece mi propia imperfección. Esto crea una dolorosa situación espiritual. Quisiera tornarla no menos dolorosa sino más clara. Cualquier dolor es aceptable en la claridad."

Pocas certidumbres de la civilización contemporánea se dejan leer hoy con la claridad de esta "especie de certeza" de Simone Weil. Lisa y llanamente, la vida y la obra de esta mujer extraordinaria estaban tan estrechamente ligadas que sus admirables indagaciones espirituales conquistan la cima de la experiencia humana. Una cima a la que sólo se puede acceder mediante el ejercicio continuo de la humildad y la reflexión. Aunque prefiriera la confesión a la arenga, aunque la modestia le impidiera admitirlo, sus logros tienen algo de proeza. La valoración de la autora de Carta a un religioso crece día tras día en el mundo entero; la actualidad de sus pensamientos, también. Quien rehusó con ecuanimidad el éxito efímero de los implorantes obtiene así la recompensa merecida. Tal vez sólo el tiempo podía enaltecer la pasión de Simone Weil por buscar, en medio del caos y la oscuridad, respuestas válidas y auténticas, de las cuales este libro es testigo y prueba.