La máquina de proyectar sueños
Fábula autobiográfica
"Tengo diez años". Contrariando la vulgata progre de recordar para no repetir, La máquina de proyectar sueños hace lo que no hay que hacer: recuerda en presente -para desgracia de su narradora-, condenada a revivirlo todo con la nitidez de una alucinación, y para nuestro deleite de lectores, testigos en vivo del slideshow de una vida de niña lunar, lunática, que empieza en el terror de la noche y termina -o vuelve a empezar- en la literatura.
Alan Pauls
Todas las familias felices se parecen, las infelices lo son cada una a su manera, dice un genial comienzo difícil de traducir del ruso al castellano. Cecilia Szperling nos regala una fábula que parece traducida de sus ancestros polacos y que tiene algo del ensueño y la vigilia de los grandes relatos -profundos, verticales- de Bruno Schultz. Entre una familia feliz y una infeliz, entre el candor infantil y el comienzo de la adolescencia, crece la narración poderosa de esta singular escritora latinoamericana.
Fabián Casas