Aristóteles y su escuela
Es difícil clasificar esta obra del profesor Joseph Moreau. Por cierto, es más que una introducción. Aristóteles aparece aquí integralmente en la lucidez de su pensamiento. El esfuerzo principal del autor está dirigido a la búsqueda del "Aristóteles perdido".
Para ello reconstruye interna y externamente el ciclo intelectual del Estagirita a partir de las observaciones y reflexiones de Jaeger y de otros estudiosos modernos. Orientándose por el estilo, no es difícil descubrir vestigios platónicos en sus primeras obras, incluso escritos enteros pertenecientes a la categoría de los estéricos.
Sin embargo, el profesor Moreau actúa con la libertad de un verdadero investigador; con una libertad que le permite apartarse de ciertas conclusiones fundamentales para el sistema de Jaeger y que podrían desfigurar la imagen que el hombre contemporáneo tenga de Aristóteles.
En primerísimo lugar figura la suposición de que el fundador de la escuela peripatética, a medida que avanzaba en edad y que maduraba y afinaba su pensamiento, se fue desinteresando de las cuestiones más estrictamente especulativas, más propias de la metafísica y de la ética, para consagrarse a estudios positivos (biología y ciencias sociales).
El profesor Moreau se aleja de esta concepción para adherirse a la de Nuyens, según la cual, a los efectos de determinar el orden cronológico de producción de las obras de Aristóteles, se ha de centrar la observación no tanto en el objeto de cada disciplina, como en las nociones que el egregio discípulo de Platón repetía y explicitaba. Según Nuyens esta noción sería la del alma, observando Moreau que la tesis parece ser cierta y útil, a condición de que no se separe la doctrina del alma de la de substancia, base de la metafísica aristotélica.
Según el profesor Moreau, el pensamiento de Aristóteles no resulta comprensible en su plenitud, si no se conoce su evolución. En este sentido se lo ha de considerar tanto una respuesta como una continuación del platonismo, tratando de satisfacer las necesidades de un saber también práctico.
Las preocupaciones didácticas del autor lo llevan, inclusive, a explicar un método para encarar la lectura de Aristóteles, dificultosa por el rigorismo técnico del lenguaje.
Luego, el estudio que presenta se explaya en la descripción exhaustiva de las doctrinas del Estagirita: la metafísica, la política, la lógica, la ética, la cosmogonía, la teoría del conocimiento; es decir, todo el Aristóteles que ha trascendido, que ha fundado y fundamentado una vertiente del pensamiento occidental, aquel cuya extinción permitió el nacimiento de la filosofía moderna que aparece en ese momento y no antes.
Se nos presenta íntegro, pleno, rico y lúcido, capaz, a poco que se lo profundice, de provocar una esperada renovación del realismo filosófico, indispensable para la inteligencia metafísica.