Filosofía de la ilustración
Cuando se habla del "siglo de las luces" se ha rebasado toda indicación secular o centenaria, y se ha caracterizado, con precisión, una época histórica del pensamiento y la acción occidental. Kant, en sus últimos años, le ponía el colofón con su ensayo ¿Qué es la llustración? descubriendo la raíz de la época en el ¡Sapere aude!, ¡Atrévete a saber!
Es la historia de este atrevimiento la que nos cuenta Ernst Cassirer. Atrévete a saber para obrar en consecuencia, para hacerte responsable de tu vida, para que los pueblos se hagan responsables de su vida. Porque el miedo a la luz es un miedo supersticioso humano de lo más ancestral, tan ancestral por lo menos y mucho más efectivo que la curiosidad.
Por este afán de saber que se apodera de las fuerzas vivas de la época, muchos la consideran como mera época de divulgación sin mayor consideración en la historia del pensamiento filosófico. Este es el error que subsana Cassirer a lo largo de su magnífico libro, destacando la unidad de la "forma de pensamiento" de la época, en una síntesis nítida que no es sino la decantación del trabajo analitico desembarazado sobre un material inmenso. En efecto, con el saber abrumador y la clara probidad que le caracterizan, examina Cassirer las peculiaridades del pensamiento ilustrado en su manera de abordar el conoci-miento de la naturaleza, la psicología y la teoría del conocimiento, la religión, el mundo histórico, la sociedad y el estado y la estética. El espíritu de sistema es sustituido por el espíritu sistemático, que recoge las enseñanzas galileana y newtoniana, tratando de rectificar la unilateralidad dogmática de los grandes sistemas del XVII con la acogida sistemática de la experiencia y con la rehabilita-ción del mundo histórico. Lo antagónico que en su unidad ofrece el siglo, el intelectualismo de los enciclopedistas y el sentimentalismo de Rousseau, el naturalismo de casi todos y el historicismo de Vico, desembocan, a través de Kant y de Herder, en la gran influencia que el siglo entero ejercerá en el surgimiento del idealismo y del romanticismo alemanes, después del corte brusco de la Revolución Francesa.
Se trata de un libro único, pues no hay otro que se haya atrevido a dominar la abigarrada variedad del período con una decisión semejante. Y de su utilidad para el estudio del pensamiento hispanoamericano nos habla el poco tiempo que ha bastado para agotar dos ediciónes. Porque el "siglo de las luces" comparte con el Renacimiento la dificultad de definirlo, y así como Ferguson ha escrito recientemente una Historia de la idea del Renacimiento se podría hacer otro tanto con la Ilustración, dejando ver cómo la idea que se tiene de esta época influye décisivamente en la manera de concebir y apreciar la historia contemporánea. El libro de Cassirer añade, por ahora, el capítulo final a esa historia.