Divertimento
Divertimento data del verano del 49, año de publicación del drama poético Los reyes. Por entonces, Julio Cortázar había escrito la mayor parte de los cuentos que integrarán Bestiario. Nouvelle bien novelesca, Divertimento poco o nada tiene que ver con uno y otros. Inaugura una escritura, la de las novelas, chispeante, más lábil, más laxa, más abierta, dispuesta a acoger cualquier incitamiento que la active, toda ocurrencia movilizadora. De ahí su constante diversidad discursiva, que va del flujo errático a la Joyce hasta el nonsense de Lewis Carroll, pasando por el lunfardo y por la lengua boba pequeñoburguesa. Ese despliegue multiforme engloba tanto el juego malabar como las frases hechas. Pesca de hallazgos pasmosos, duelos de inventiva, improvisaciones poéticas, chorros de metáforas, se avivan por contraste humorístico cohabitando con los estereotipos más remanidos. Pasatiempo, rompecabezas, acertijo, Divertimento hace, mediante un montaje dúctil, que lo dispar se entrame para narrar una historia fantasiosa. Pone en libre juego los poderes de la ficción.