Respiración artificial
"La ambición de Piglia aparece suficientemente declarada en la cita de T. S. Eliot que abre la primera parte de su novela: we had the experience but missed the meaning, an approach to the meaning restores the experience (tuvimos la experiencia pero no su sentido, y el acceso al sentido restaura la experiencia). Más que claves para entender el desenlace particularmente atroz de la crisis argentina, lo que se busca aquí es el sentimiento de la experiencia de vivir ese desenlace. Con ese propósito en vista, Piglia va a explorar los paralelos entre Enrique Ossorio, suicida en Copiapó en la víspera misma de la caída de Rosas, de quien ni aun él mismo parece estar seguro si ha sido enemigo o agente, y el no menos ambiguo Marcelo Maggi, quizás antiguo preso político, quizá condenado por estafa, que luego de tan azarosas como enigmáticas navegaciones ha encontrado un puerto en Concordia, Entre Rios, y allí se consagra obstinadamente a la tarea imposible de aclarar el enigma del suicida de 1850, hasta que, se nos sugiere, entra a engrosar el censo de los desaparecidos."
Tulio Halperin Donghi, en "El presente transforma el pasado".
Traducida a varios idiomas, Respiración artificial ha sido virtualmente reconocida como un clásico de la nueva literatura argentina. En una encuesta reciente realizada entre cincuenta escritores fue elegida como una de las diez mejores novelas de la historia literaria de nuestro país.