Cuentos completos
Cuando se lee de manera ordenada toda la narrativa breve de Onetti, un hecho salta a la vista. A partir de sus primeros textos, Onetti fue explorando variantes de diversos temas, y ahondando en lo profundo de aquellas experiencias encerradas en sus temas. Era un movimiento centripeto, que intentaba comenzar por merodear las vivencias, las historias, los hechos significativos, para luego penetrarlos e iluminar sus contenidos. Como si en una primera etapa existiera la resistencia o el pudor al acceso violento y radical de un mundo sombrío, al tratamiento de temas muy crudos, y prefiriera, en vez, explorar con cautela las pequeñas insatisfacciones humanas, las miserias y las frustaciones del espíritu.
Lo admirable es la fidelidad con que Onetti ha venido construyendo, en estas cuatro décadas, ese universo sombrío, hecho con pequeñas metáforas de muerte, que alivia a veces un gesto mínimo de compasión o de humor. Si en el comienzo de su actividad literaria, en los primeros cuentos, todavía podía advertirse la indecisión formal, casi no la hubo en cuanto a temas y motivos: éstos crecieron y al cabo de los años encontraron formas perfectas en las que calzar una visión cada vez más profunda e incanjeable de la realidad. Esa que hoy hace reconocible su narrativa y que, compártanse o no sus preocupaciones, compártase o no su peculiar sensibilidad, es una de las más auténticas de la literatura contemporánea.