Cartas a Milena

Año: 1976
Páginas: 262
Sección: Literatura checa
Género: Correspondencia
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"Escribir cartas. significa desnudarse uno mismo ante los fantasmas, algo que ellos esperan ávidamente. Los besos que se escriben no llegan a destino; mas bien, son bebidos en el camino por los fantasmas"

(Kafka a Milena)

 

Franz Kafka conoció a Milena Jesenska cuando ella traducía al checo sus primeras obras cortas en prosa. Se inicia por entonces una correspondencia que durará hasta el fin de la vida de Kafka. A través de estas cartas recorremos toda la conmovedora historia de su amor; una orgía de desolación, bienaventuranza, autodesgarramiento y autohumillación. Pocas veces se vieron pero se amaron profundamente. Pues no importa cuán a menudo puedan haberse encontrado personalmente, su amor fue esencialmente epistolar, como el de Werther o el de Kierkegaard.

Milena no era una seductora en el sentido vulgar, en el sentido de tratar de seducir a los hombres, ni siquiera a este hombre a quien reverenciaba como poeta y cuyo genio supo reconocer mucho antes que la mayoría de la gente que rodeaba a ambos. Sin embargo, lo golpeaba con explosiones de ilimitada cólera a las cuales él se sometía y cuyos reflejos tragicómicos colman las cartas. Pero lo golpeaba porque estaba enamorada y, sin duda, ella sufrió, sufrió terriblemente: sobre todo, porque él sufría.

Ese itinerario que lleva del respeto intelectual a la pasión teñida de sadomasoquismo es transmitido con fidelidad por esta correspondencia donde el torturado genio de Kafka aparece con todo su brillo.